(Enfrentando muros y a gigantes armados)

Por el Profeta Cliff Bell   © 2013

Dios nos ha dado a todos una tierra prometida que poseer.  …algo que es nuestra herencia.  …una promesa que Dios le haya dado.   Así como con Israel, la herencia que Dios quiere que poseamos está diseñada a intimidarnos y a impedir nuestra entrada. 

Jeremías 29:11 nos declara: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.»

Los planes buenos que Dios tiene por cada uno de nosotros varían de uno al otro.  Pueden incluir muchas cosas: una sanidad, paz en el corazón, un nuevo ministerio, una casa propia, una deuda pagada, un negocio nuevo, un hijo que llega a la salvación, entre muchas otras cosas…

La historia de Israel nos fue dada por ejemplo. Aprendemos mucho al observar la toma de Jericó.  Fíjese usted lo que dice Josué 6:1…  «AHORA, JERICÓ ESTABA CERRADA, BIEN CERRADA, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.»

Así como con Israel, la herencia que Dios tiene por nosotros, está diseñada a impedir nuestra entrada.   Muchos, al encarar los muros y los gigantes se llenan de temor y dejan de avanzar.   Eso es lo que sucedió con la primera generación de hebreos que salieron de Egipto.

El reporte de 10 de los espías que envió Moisés era: «La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.» (Números 13:32-33)

AUNQUE DIOS PROMETIÓ LA TIERRA DE CANAÁN A ISRAEL hubo obstáculos en su camino.  El rio Jordán estaba entre ellos y la tierra.  Además hubo ciudades fortificadas con muros, y defendidas por ejércitos más grandes que ellos en número ¡y en tamaño!

Cuando usted se acerque a su herencia, los gigantes cierren las puertas y se preparen para oponerle.  En vez de desanimarnos como los 10 espías; pero nosotros tenemos que adoptar una actitud como Josué y Caleb quienes proclamaron, «¡podemos!»  

Desgraciadamente, la mayoría de la primera generación de los hebreos quienes salieron de Egipto todavía pensaba como esclavos en vez de conquistadores. No mezclaron la promesa de Dios con fe (Hebreos 4:2).   Al final de las cuentas todos ellos se murieron en el desierto nunca habiendo disfrutado la tierra que fluía con leche y miel (Josué 5:6).

Si su promesa le parece fuera de alcance…  si el camino le parece demasiado difícil… si hay muchos obstáculos, y si existen gigantes entre usted y su herencia, ¡USTED ESTÁ EN BUENA COMPAÑÍA!  ¡Esto es normal!  Tenemos que entender que Dios hará lo que no podemos cuando hagamos lo que sí podemos.  ¡El problema es cuando ni siquiera hacemos lo que podemos!

Claro, Dios pudo haber destruido milagrosamente todos los gigantes y eliminado todos los obstáculos con una sola palabra – pero no lo hizo así.  Israel tuvo que entrar y poseer la tierra a fuerzas, y con espada en la mano.

Muchas veces tenemos la mentalidad de que será por medio de un ¡ZAS! que recibimos por la imposición de manos…

O tal vez pensamos que un día nos llegará noticias que los gigantes han abandonado sus ciudades fortificadas dejándonos un mensaje de bienvenido…

Pensamos que será todo Dios y solo Dios; que podamos esperar pasivamente.  No es así.  LA PASIVIDAD NUNCA ES LA MANERA PARA POSEER NUESTRA HERENCIA.

Israel tuvo que buscarle a Dios por Su estrategia y obedecerle haciendo pasos de fe.  En actualidad, la preparación inició muchos días antes mientras que estaban en Gilgal donde renovaron pacto con Dios.  Los hombres quienes no fueron circuncidados tuvieron que ser circuncidados.

Nosotros no estamos listos a entrar nuestra tierra prometida hasta que hemos renovado nuestro pacto con Dios con la circuncisión del corazón.  El arrepentimiento no es un evento de una sola ocasión en la vida del creyente.  Vivimos en un mundo contaminado, y tenemos que renovar pacto con Dios con frecuencia.

Con el pacto renovado Israel estaba listo a cruzar el rio y poseer la tierra.   

POR FE los levitas tomaron el arca sobre sus hombros y comenzaron a hacer pasos hacia el rio Jordán que estaba desbordando.  Cuando sus pies tocaron el agua, el rio se partió, y todo Israel cruzó sobre tierra seca.  (Josué 3:15-17)

POR FE Josué y todo Israel caminaron día tras día haciendo vueltas por la ciudad de Jericó.  Por seis días lo hicieron sin ver ningún movimiento de Dios.  Se requería no solamente la fe sino también la paciencia.  No vieron resultados inmediatos.

«…a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.» Hebreos 6:12

TAL VEZ LO MÁS DIFÍCIL es que tuvieron que guardar silencio mientras hicieron las vueltas.

• NO PODÍAN QUEJAR del dolor en sus pies.
• NO PODÍAN MURMURAR acerca de la visión del pastor.
• No podían criticar a su hermano, ni de los sacerdotes que sonaban las trompetas.
• NO PODÍAN RESPONDER a los habitantes de Jericó quienes les insultaban desde el muro.
• NO PODÍAN CRITICAR a aquellos que vivían en el lugar diseñado por Dios que sea su herencia.

Muchos nunca llegan a poseer su herencia ni experimentan la bendición de Dios porque no dejan de criticar a aquellos quienes viven en la bendición.  Tal vez si callasen la boca lo suficiente podrían observarles un rato y aprender qué es que ellos hacen, y cuál disciplina tienen en sus vidas que les posicionó a recibir y sostener tal bendición.

¿Cómo viven los quienes tienen la bendición que usted ha sido prometido?  ¿Cómo llegaron a desarrollar tal bendición?  ¿Cómo la operan exitosamente?  ¿Cómo la administran?  ¿Cómo la logran crecer?

Hay muchos pobres que desean riquezas, pero en vez de aprender de un rico le tienen resentimiento y le critican.  Hay gente pobre que ha ganado millones por medio de la lotería o una herencia familiar – pero resultó perdiendo todo en seis meses por no saber cómo administrar la bendición.  Pocos aprecian algo si no han invertido personalmente en ello.

Israel tampoco podía criticar a sus propios líderes – a Josué y a los demás líderes.  Muchos empleados critican a sus empleadores, a los quienes han invertido y trabajado duro para levantar una empresa.  Siempre es más fácil criticarle a otro que ha hecho algo en vez de hacer algo uno mismo.  Los perezosos odian a los productivos.  Los que no tienen visión desprecien los que sí.

Cuando uno maldice a su empleador, está efectivamente maldiciendo la tierra de donde viene su semilla.  ¡Bendice a su empleador!  ¡Bendice a su patrón!  Bendice a la empresa en donde trabaja.  Así usted será bendecido también.  Bendice a su pastor. Bendice a su gobierno.

Dios mandó Israel a procurar la paz de Babilonia, la tierra que le había esclavizado, porque así Israel sería bendecida (Jeremías 29:7). O sea Dios estaba mandando Israel a asegurar que Babilonia tenga SHALOM: paz, bienestar completo, prosperidad.

Salmo 1 nos recuerda que Dios prospere aquellos que no se sienten en la silla de los escarnecedores.  ¡Tenemos que disciplinarnos a guardar la boca!

Regresando a la toma de Jericó…

Seis días hicieron vueltas por Jericó.  El séptimo día tuvieron que hacer 7 vueltas más.  Por fin, cuando la señal fue dada, pudieron gritar.  Cuando gritaron, Dios actuó y derribó el muro de la ciudad.  Dios removió los obstáculos que ellos no podían remover –para que Israel pudiera entrar la ciudad a poseerla.  (Josué 6:2-6)

Así que veamos que hubo muchos días de obediencia, fidelidad, paciencia, caminando y guardando la boca sin ver ningún milagro. 

Fue Israel,… Israel, …Israel, …Israel, …Israel, …Israel, …Israel,

…y, de repente, un momento de ¡DIOS!   

Cuando Dios nos dice que El nos dará, tenemos que entender que nosotros tendremos que PROACTIVAMENTE POSEER lo que El nos da INTENCIONALMENTE y POR FE.

Cuando Dios nos dice que EL HARÁ, muchas veces significa que NOSOTROS LO HAREMOS pero con el aval de Dios, con la fuerza de Dios, a la manera de Dios, y en el tiempo de Dios.

Hemos pensado que Dios hará todo por nosotros.  Pero Filipenses 4:13 dice: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»   Tenemos que recordar que la primera parte del versículo es «TODO LO PUEDO…»  Nosotros lo haremos …en Cristo.   Dios usará nuestras manos, nuestros pies, nuestro trabajo.

Muchos dicen, “No tengo que hacer nada, porque de Jehová es la batalla…”  Debamos tener cuidado a ver el contexto completo de lo que recitamos y entender cómo Dios opera.

En 1ª Samuel 17:47 David profetizó a Goliat, «…Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.»

De Jehová es la batalla, pero David todavía tuvo que usar su honda y una piedra para tumbar al gigante.  Todavía tuvo que usar una espada para removerle la cabeza.   Israel todavía tuvo que darle seguimiento corriendo tras los filisteos y matándoles con espada.  Dios lo hizo POR MEDIO DE LAS MANOS DE ISRAEL.

Amado lector, usted también puede poseer su tierra prometida.  Pero no le vendrá solo porque es la voluntad de Dios.  Usted poseerá su tierra prometida:

• Renovando pacto con Dios
• Siendo guiado por el Espíritu Santo, recibiendo Sus estrategias (Romanos 8:14; 1ª Samuel 23:2; Juan 16:12-15)
• Proactivamente e intencionalmente tomando pasos de fe y de obediencia con consistencia y con paciencia, porque la fe sin obras está muerta (Santiago 2:17-22)
• Militando la buena milicia con las profecías que le han sido dadas (1ª Timoteo 1:18).

Dios lo hará – por medio de usted.

«porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, POR MEDIO DE NOSOTROS, para la gloria de Dios.»  2ª Corintios 1:20

«…Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» Colosenses 1:27

 

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Padre Santo, revélanos una visión clara de nuestra tierra prometida personal.  Concédanos la gracia de acercarte con humildad y arrepentimiento verdadero para renovar pacto contigo.   

Ayúdenos a buscar Tu rostro, deleitar en Tu presencia, y a conseguir Tus estrategias para la toma de nuestra herencia.  Ayúdenos a guardar la boca y a abstenernos de escarnecer o de criticar a otros. 

Señor, nos dedicamos a bendecir a nuestros líderes y a los que viven en bendición mayor que nosotros mismos.  Seremos humildes y dispuestos  a aprender de otros.    Nos dedicamos a trabajar duro, proactivamente e intencionalmente como si todo dependa de nosotros mientras que oremos como si todo dependa de Tí.

¡Confesamos que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece!   ¡Gracias, Padre, por Tu amor, y por Tu poder que opera en medio de nosotros! 

En el Nombre de Jeuscristo el Señor, Amén.

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