UN POSIBLE MODELO DEL PROTOCOLO PROFÉTICO EN LA CONGREGACIÓN.
Como ya hemos examinado en las primeras dos partes de esta seria, es claro que como seres humanos somos falibles y cometeremos errores de vez en cuando – aun en la profecía. No es que Dios no habla. El problema es que nosotros no siempre Le escuchamos bien, no discernimos, no interpretamos bien, o no comunicamos correctamente Su mensaje. Si decimos que nunca puede haber errores o abusos estamos engañados. El que cree que es infalible es aun más engañado y un hereje.
Un pastor me dijo una vez, “Yo confío en Dios, pero no confío en la gente.” El problema con esa posición es que Dios siempre usa alguien, un ser humano. …¡aun ese mismo pastor!
Sería genial si todos que profeticen lo harían de una forma 100% acertada y perfecta cada vez –pero eso requeriría personas perfectas que no existen. La realidad es que Dios tiene que usarle a usted y a mí – con todos nuestros defectos. Así Dios en Su soberanía ha escogido hacerlo, y cuando Le permitamos usarnos y algo bueno sucede, Él se glorifica aun más.
Es cierto que existen abusos en el ministerio profético con algunos. Igualmente hay abusos en el ministerio pastoral, y en cada otro ministerio y don que Dios nos ha dado. Si vamos a eliminar un ministerio porque existen abusos o mal representaciones, tuviéramos que eliminar a todos.
ENTONCES ¿CUÁL DEBE DE SER NUESTRA RESPUESTA CUANDO HAY UNA PROFECÍA NO ACERTADA? Vamos a examinar cuáles son algunas opciones antes de ofrecer un posible modelo de un protocolo profético…
(1) NO HACER NADA: Esto es ser negligente y optar NO lidiar con el asunto. Esto es ignorar que existe el problema. Desgraciadamente, el resultado facilita aun más abuso. Si no hacemos nada, estamos implicando que todo está bien así como está, y los abusos se aumentarán. Obviamente esta no es una opción aceptable.
(2) FRENAR TODA MINISTRACIÓN PROFÉTICA. Después de una experiencia negativa, algunos han apagado y eliminado toda expresión de los dones espirituales de sus reuniones. El resultado es que silenciamos la Voz de Dios en la congregación, desobedecemos a Dios, y entristecemos al Espíritu Santo. ¿Qué clase de soberbia puede decir a Dios, “¡no necesito ni quiero tus regalos!”?
Dios nos mandó procurar profetizar, y abundar en los dones para la edificación de Su Iglesia (1ª Corintios 14:1,12, 39-40). Algunos dicen que así mantienen orden. Pero no es orden bíblico si dejamos de operar en los dones. Tenemos que tener la operación de los dones para tener algo que poner en orden.
La verdad es que no podemos escondernos ni a nuestros congregantes de lo profético. Si el pastor no les enseña, aprenderán de otra persona – en muchos casos de una persona no adecuada. Aprenderán por medio de algún ministerio en la televisión, o por un falso profeta… e imitarán al que les parece bien. Cuanto más desconocen la Biblia, son más vulnerables a espíritus de error y de engaño. La respuesta es proveer enseñanza y entrenamiento.
Cuando Pablo vio el desorden en la iglesia de Corinto, no es impidió profetizar, sino les trajo instrucción y les animó a hacerlo bien.
(3) APAGAR A CIERTOS INDIVIDUOS PROBLEMÁTICOS: Esto es etiquetar a una persona que se ha equivocado como “falso” o “inmaduro” e impidiéndole a operar en sus dones, mientras que permitamos a otros a seguir profetizando. El resultado será que nadie se animará a profetizar (dentro del templo) por temor de ser etiquetados como “falsos” si acaso hacen un error. Esta opción tampoco es aceptable.
(4) CONTROLAR Y ANIMAR: Esto es, establecer un protocolo. Y cuando alguien se equivoca debamos discernir correctamente, admitir los errores, corregir de una forma positiva para poder aprender de los errores. El resultado es que levantamos el pueblo a un nuevo nivel de madurez, operación de los dones espirituales, y obedecemos al Señor.
Los pastores y líderes debamos desarrollar una actitud apropiada con relación a la ministración profética. Debamos poseer una perspectiva realista y bíblica, y ajustar nuestras expectativas. Esto no es decir que anticipamos lo peor, sino que estemos preparados por si acaso alguien profetiza algo presuntuosamente o que no es acertada y que pueda afectar a la congregación.
Proverbios 14:4 dice: «Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha.»
El buey era el tractor John Deere o Kubota de los tiempos bíblicos. En la misma manera que es imposible tener un establo limpio y al mismo tiempo la fuerza del buey, también es imposible disfrutar la unción esencial y la vida que brinda el fluir de la ministración profética sin experimentar un problema de vez en cuando.
LA CLAVE ESTÁ EN LA MANERA QUE LIDIAMOS CON TALES PROBLEMAS.
NECESITAMOS LOGRAR UN EQUILIBRIO en esto usando principios bíblicos para poder introducir un sistema que funcione para facilitar el fluir del Espíritu Santo a través del creyente.
Esto requiere que los pastores y el liderazgo comiencen a:
- VALORAR LOS DONES ESPIRITUALES LO SUFICIENTE PARA DARLES LUGAR. Si Dios confía en todos Sus hijos y dio a todos de Sus dones, ¿quién pensamos que somos nosotros para impedirlos? En vez de frenarlos, ¡debamos entrenarlos!
- SUPERAR EL TEMOR DE PERDER EL CONTROL.
- PERDER LA OBSESIÓN CON EL PULPITO (creyendo que nosotros somos los únicos suficientemente santos para ser usados por Dios). No es “mi iglesia” ni “mi ministerio.” La iglesia le pertenece a Cristo, y Él quiere usar a todos Sus hijos para desatar Su Voz.
- ENSEÑAR Y ENTRENAR A LOS SANTOS acerca de los dones de una manera práctica y relevante.
- PROVEER OPORTUNIDADES EN LAS CUALES LOS SANTOS PUEDAN EJERCER Y USAR SUS DONES dentro de un ambiente seguro y en donde puedan aprender a discernir y crecer en sus dones. Una iglesia llena de miembros equipados adecuadamente en los dones, es una iglesia creciente y poderosa. Sus miembros están entusiasmados, llenos de propósito, y ganan almas.
- SALIR DE NUESTRO LUGAR DE COMODIDAD (predicando y enseñando) y comenzar nosotros mismos (pastores y líderes) a movernos en nuestros dones para poder ser un ejemplo digno de imitar. Leonard Ravenhill, un predicador muy respetado dijo: “Un verdadero pastor lidera en el camino. No simplemente lo señala.”
Donde hay enseñanza, un modelo positivo que seguir, y un protocolo establecido, los miembros equipados se mueven en sus dones de una forma que edifica.
RECORDEMOS DEL PRINCIPIO BÍBLICO DE LA AUTORIDAD Y LA SUMISIÓN:
Hebreos 13:17 – «Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.»
HONRAR AL PASTOR Y EL PROTOCOLO ES HONRAR A DIOS.
A pesar de la claridad de este principio, a veces se oye, “pero es que el Espíritu Santo me constriñó hacerlo.” El uso de estas palabras es una manera común de evitar el tomar la responsabilidad. ¡Se echa la culpa a Dios! 99% del tiempo esta es una excusa para disfrazar la inmadurez, carnalidad, el control, y la manipulación.
OTRO PRINCIPIO QUE TOMAR EN CUENTA:
1ª Corintios 14:29,32 «29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. … 32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;»
Toda profecía, aun las dadas por profetas reconocidos, tiene que ser juzgada.
“Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas.”
EXISTEN DOS INTERPRETACIONES VÁLIDAS PARA EL VERSÍCULO 32.
(A) Que el profeta puede controlar a su propio espíritu; no está fuera de control ni en un “trance”. No dejamos nuestras mentes en el baúl del carro cuando comenzamos a profetizar.
(B) Que cuando habla un profeta, su profecía y ministración deben ser juzgadas o examinadas por los demás profetas; su ministración debe ser sometida a los demás líderes proféticos.
Recordemos el mandato dado en Efesios 5:21 «Someteos unos a otros en el temor de Dios.» Esto se refiere a la sumisión mutua el uno al otro – o sea que todos, a pesar de su posición o falta de posición, podamos tratar el uno al otro con respeto y con amor.
LO HE ESCRITO ANTES, Y LO VOLVERÉ A REPETIR…
Lo mejor que podemos decir con relación a una persona que dice que reconoce la autoridad “de Dios” pero que no rinde cuentas a ninguna autoridad humana (delegada por Dios) es que está ignorante y como una bomba de relojería espiritual listo para explotar. Sin corrección, se puede volver completamente bajo la influencia de los espíritus de rebeldía, Jezabel y de anti-Cristo. Esto es especialmente verdad en los que están en el ministerio profético, quienes ejercen una fuerte autoridad cuando hablan a las vidas de otros.
UN MODELO DEL PROTOCOLO PROFÉTICO EN LA CONGREGACIÓN LOCAL
Recuerde: no hay un sólo modelo. Cada pastor debe averiguar lo que funcione mejor para su congregación, Necesita considerar sus necesidades particulares, tamaño del edificio, equipo de grabación y sonido, etc. Sin embargo, lo que hemos encontrado que funciona bien en la mayoría de las congregaciones es:
PRIMERO: Se recomienda asignar una persona que tendrá la responsabilidad de ser el “administrador” para la ministración profética durante los cultos.
Esta persona debe de ser:
- Alguien del liderazgo, de preferencia uno del cuerpo pastoral o un anciano de la iglesia.
- Esta persona debe de ser maduro, espiritualmente discernido, alguien que puede ejercer autoridad sin intimidar, que puede estar cerca del frente para servir como un “filtro” y supervisar la ministración profética. Debe poder fluir él mismo en sus dones espirituales.
Durante los cultos, debe estar posicionado para tener buen contacto visual con la persona que dirige la alabanza y con el pastor. Debe tener acceso a un micrófono. Así, esta persona podrá injertar una palabra o canto profético cuando sea adecuado durante el tiempo de alabanza cuando el espíritu de profecía está fluyendo.
Los que creen que Dios les ha dado una profecía o un canto profético, puedan entonces acercarse a esta persona para compartir primero con él o ella lo que ha recibido. Si se discierne que la revelación es de provecho, se puede dar lugar para que sea compartida. El administrador servirá como un filtro para permitir lo que es de Dios e impedir y reorientar lo que no es de Dios.
CUANDO ALGUIEN SE LE ACERCAN AL “ADMINISTRADOR PROFÉTICO”:
(1) El administrador puede hacer preguntas discretamente y respetuosamente para ver qué palabra o revelación tiene. Esto es especialmente importante cuando se trata de alguien a que no se conoce bien o que no tienen una historia de dar palabras acertadas. Esto le da oportunidad al administrador de dar testimonio o no a la revelación ANTES de que sea compartida en público.
Esto servirá como una “red de seguridad” para aquellos que puedan tener una revelación edificante y relevante pero que faltan la confianza de compartir. Al mismo tiempo, aquellos que simplemente buscan recibir atención y que no tienen una profecía verdadera tendrán mayor motivación de pensarlo bien antes de pasar al frente.
Si acaso es alguien que conoce que es de buen espíritu, que tiene una historia de siempre ofrecer profecías acertadas, entonces quizás ni habrá motivo de hacerle preguntas. Para éstos, simplemente buscar una oportunidad de darles lugar.
(2) Si el administrador discierne que la profecía no es de Dios, que no es de provecho, o que simplemente no fluye bien con lo que Dios está haciendo en el culto, entonces pueden agradecer a la persona por haber venido a compartir e instruirle que regrese a su asiento.
- Puede decir algo como: «Gracias por venir. Me da gusto que usted está haciendo pasos de fe para operar en sus dones espirituales. Sin embargo, en esta ocasión… (Llene el blanco). Le animo a seguir ejercitando su fe a escuchar la Voz de Dios. Más por ahora pueda regresar a su asiento.»
SE PUEDA LLENAR EL BLANCO CON LO QUE CORRESPONDE… (por ejemplo)
- (Siento que el momento ya pasó, y ahora el Espíritu se está fluyendo en otra dirección. Le animo a escribir la palabra en un papel y sométamela después del culto para poder ofrecer a los pastores.)
- (Siento que es una profecía buena, pero la esencia del mensaje ya fue compartida de otra forma. Usted recibió una confirmación personal. Así que no siento que sería de provecho en este momento compartirla en público.)
- (Discierno que usted está siendo movido por deseos personales y una convicción personal. Es un deseo bíblico y bueno, pero no que es la palabra profética para este momento.)
- (Esta palabra no puede ser de Dios porque está en contra de principios bíblicos. Le animo a seguir estudiando la Biblia y viniendo al culto para aprender más de Dios.)
Los que insisten en compartir la palabra deben ser animados a escribirla en un papel y someterla al administrador, quien después la entregará al pastor.
(3) Cuando se discierne que una revelación o profecía es de Dios, y el tiempo es adecuado, se puede señalar al líder de alabanza para darles una oportunidad para compartir la palabra. Los que manejan el sonido puedan bajar el volumen de la música y prender el micrófono del administrador que se dará a la persona. Al terminar la profecía, la congregación pueda responder como es apropiado, y regresar a la alabanza.
Aunque la palabra pueda ser acertada, y de provecho, siempre hay que esperar el momento oportuno.
Esa persona puede ser animada a esperar a un lado hasta que la oportunidad se presente. Especialmente en congregaciones grandes habrá ocasiones cuando habrá más palabras proféticas que lo que el tiempo permite.
Rara vez es una profecía es tan urgente que no puede esperar un momento oportuno. Si acaso no se presenta el momento, la persona siempre se puede escribir la palabra y entregarla al pastor de forma escrita.
Recuerde que la mayoría de las profecías del Antiguo Testamento fueron escritas primero, y luego leídas al rey o en la puerta de la ciudad delante del pueblo. No tiene que ser espontánea cada vez para ser efectiva.
Claro, en ocasiones hay momentos de “oportunidad especial” cuando hay una unción particular del Espíritu Santo siendo desatada durante un culto. En estos casos, debemos actuar cuando se está moviendo el Espíritu Santo. Si no, el momento se puede perder. Estos momentos son parecidos a cuando el ángel movía el agua del estanque de Betesda (Juan 5:1-9). El administrador debe de poder discernir tales cosas y actuar de una forma correspondiente.
La congregación tendrá que ser entrenada para saber cómo acercarse al administrador o al pastor.
En ocasiones el “administrador profético” pueda dar unas instrucciones (como un entrenador en los deportes) a la persona que comparta.
- Por ejemplo, siempre es bueno animar a la congregación a responder a la profecía. Así que le pueda decir, “al final, anime la congregación a responder a la profecía con acción de gracias.”
SI DIOS HABLA, ¡RESPÓNDALE!
Por ejemplo, si Dios revela que hay una unción presente para la sanidad. Las personas enfermas deban responder con fe y recibir su sanidad, y darle gracias y gloria al Señor. Al responder y recibir por fe la sanidad es desatada. No es suficiente anunciar lo que Dios quiere hacer, si las personas no respondan con fe (que implica acción) puedan volver a sus casas igual de enfermo que cuando entraron.
¡La pasividad y apatía nunca es una respuesta correcta al oír la Voz de Dios!
Ahora bien, algunas personas no saben cuando guardar silencio… Cuando la profecía termina ellos siguen hablando. Hasta que el administrador conoce bien la madurez de la persona, es una buena idea no entregar el micrófono a las manos de la persona – sino simplemente sostener el micrófono en frente a su boca mientras que profetice. De esta forma podrá retirar el micrófono si acaso hay necesidad.
- Si ya le haya entregado el micrófono, y la persona esté dominando el tiempo o ya comenzó a predicar en vez de profetizar, entonces, acérquele y ponga un mano sobre su hombro. Si todavía no capta la señal de que debe guardar silencio, entonces toma el micrófono con la otra mano y retoma el control.
PAUTAS PARA LOS QUE PASAN AL FRENTE A PROFETIZAR…
Los que buscan compartir una palabra profética no debemos acercarnos con una actitud negativa o de soberbia arrojando la profecía al pastor con un “Dios me dijo esto, y ¿ahora qué vas a hacer con ello?” Deban acercarse con humildad y respeto.
SOMETA la profecía de tal manera que permita que la persona en autoridad determine si la profecía realmente es de Dios o no.
ANTES DE PASARSE AL FRENTE CONSIDERE LO SIGUIENTE…
- Juzgue usted mismo la fuente de la revelación. No presuma que usted sea tan santo que no pueda equivocarse. Los escalofríos en su brazo no son prueba suficiente de que haya escuchado de Dios.
- Pregúntese si la revelación está de acuerdo con principios bíblicos – especialmente con la doctrina de los apóstoles del Nuevo Testamento. Dios no se contradice.
- Pregúntese si la revelación sería de provecho y edificante. Si no, guarde silencio.
- Piense por un momento lo que sería el resultado posible si comparte la revelación en público. Si el fruto potencial es negativo, no es de Dios. O tal vez, no es el tiempo correcto de compartirla.
IMPORTANTE: El hecho de usted que haya recibido una revelación legítima y acertada NO implica que usted tenga autorización para declararla en publico. Dios frecuentemente prueba nuestros corazones y motivaciones.
Ejemplo: Si uno tiene el don de profecía Dios le pueda compartir una revelación más allá que la autoridad que tiene en actualidad. Su revelación (aunque sea de Dios y acertada) NO es su tiquete para sobrepasar la autoridad del pastor.
Una de las pruebas de un profeta es si sabe cuando guardar silencio. ¿Puede Dios confiar en nosotros un secreto? Si somos fieles en las cosas pequeñas, Dios puede confiarnos las cosas más grandes. En estos casos tenemos que estar contentos con la afirmación de Dios en vez de buscar ser afirmados por los hombres.
- Considere que puede ser una palabra de confirmación personal sólo para usted mismo – tal vez es solo para que ore en privado.
- Pida al Señor que le dé claridad con relación al tiempo de compartir la palabra, y cómo quiere Él que lo maneje.
Si la esencia de la profecía ya ha sido compartida de otra forma, no es necesario volverlo a repetir.
- No cambie el orden o el fluir de un servicio a menos que se le ha autorizado previamente. De otro modo, podría causar confusión. Si no se combina con el fluir actual, entonces guárdela para otra ocasión.
SI DESPUÉS DE TODO ESTO TODAVÍA NO FUE PERMITIDO COMPARTIR…
Si usted no puede tener paz hasta que la ha compartido, entonces escríbala, y entréguela al pastor o al administrador. ESTO TRANSFIERE LA RESPONSABILIDAD DE LA PROFECÍA AL PASTOR. Permita que él (o ella) la juzgue y decida cómo responder. Los que no se disciplinan a hacer esto, típicamente no han escuchado de Dios.
NO SE OFENDA SI NO LE DAN LA OPORTUNIDAD de profetizar delante de la congregación. La ofensa revela una falta de madurez y confirma al pastor que esa persona no es un buen candidato para estar ministrando.
ENTREGANDO ASÍ LAS PROFECÍAS DEFORMA ESCRITA AL LIDERAZGO LE AYUDARÁ A SU PASTOR SABER DE CUÁL ESPÍRITU ES USTED.
Con el paso del tiempo, el pastor se va dar cuenta si usted está escuchando consistentemente y acertadamente la Voz de Dios. Si es que son profecías acertadas, en tiempo le reconocerá y tendrá mayor confianza en permitirle a ministrar. La confianza tiene que ser ganada.
LOS CINCO TABÚES:
En la Red Global Christian International hay ciertos temas que recomendamos evitar en el ejercicio del don de la profecía. Estos temas son de mayor peso, y los reservamos para los quienes no solamente tienen el don de la profecía sino que también están ejerciendo el oficio del profeta. Nuestros equipos proféticos en la iglesia local son prohibidos profetizar de estos temas.
Son temas reservados para los que ya son reconocidos y ordenados como profetas de oficio. Aun así, estos son temas con los cuales aun los profetas maduros y experimentados deban acercarse con mucho cuidado y temor de Dios. Hemos llamado esta lista “los cinco tabúes”.
CINCO TEMAS QUE DEBAMOS EVITAR con relación al don de la profecía:
(1) LA MUERTE: Profecías que indican que alguien se morirá. …especialmente palabras de juicio. ¡Esta clase de palabra no edifica! Recuerde que el don de la profecía es para edificación, exhortación y consolación (1ª Corintios 14:3). Si usted cree que realmente fue Dios hablándole, entonces simplemente ore por esa persona que Dios se glorifique en su vida.
(2) NACIMIENTOS: Profecías que indican que nacerá un bebé. … ¡no todos quieren la bendición que recibió Saraí y concebir un hijo en su vejez! Este es un tema que aun los que ejercen el oficio de profeta deban manejar con mucho cuidado.
(3) CASAMIENTOS: Profecías que indican que ciertas personas deban de casarse el uno con el otro. Personalmente, yo nunca profetizo de asuntos de romance y matrimonio. Si ellos no escuchan de Dios por sí mismo, ¡es mejor que no se casen! Lo que es nacido de Dios vence al mundo (1ª Juan 5:4). Nadie debe casarse simplemente por causa de una profecía que vino de otro.
(4) MUDANZAS GEOGRÁFICAS: Parece que hay algunos a quienes les gustaría profetizar a su suegra que Dios la quiere usar en Pakistán como misionera… Hablando en serio, no es sabio profetizar de una mudanza geográfica, o cambio de una congregación para otra, de un trabajo a otro, y tales cosas… Permita que Dios les hable directamente. Estas son decisiones grandes que cambian vidas fuertemente. Desgraciadamente, muchos han “profetizado” su propia voluntad o deseo personal y resultó en manipulación y control.
(5) NOMBRAMIENTO DE MINISTERIOS: Demasiadas personas no disciernen entre una “unción profética” y un llamado al oficio de profeta. Aun menos disciernen entre un LLAMADO (que indica nuestro potencial) y el ser COMISIONADO (reconocido, posiblemente ordenado, y autorizado a ejercer dicho ministerio y responsabilidad).
Se podría profetizar una “unción profética” sobre casi todos porque a todo creyente le es dada una medida del don de Cristo – que incluye la unción profética (Efesios 4:7). Recuerde… todos podemos profetizar (1ª Corintios 14:31), todos debamos procurar profetizar (1ª Corintios 14:1, 39), y debamos abundar en la manifestación de los dones espirituales (1ª Corintios 14:12). En contraste relativamente pocos son llamados al oficio de profeta, y mucho menos son escogidos habiendo aguantado y pasado bien el proceso de preparación.
En ocasiones Dios me usa para indicar el llamado que alguien tenga. Eso habla de su potencial, pero no de su vida actual en ese momento. Eso es parte de lo que hace la profecía personal – nos revela nuestro potencial en Dios, y nos imparta visión.
Sin embargo, un profeta o ministro itinerante NUNCA debe atreverse a COMISIONAR u ORDENAR a un ministerio alguien que no es su propia oveja. Es la responsabilidad del pastor de esa persona ordenarle cuando es el tiempo correcto.
Es el pastor que conoce mejor la madurez y desarrollo de su oveja. Usualmente el pastor ya sabe que cierta persona tiene potencial, pero seguramente sabe qué clase de carácter tiene: si es fiel en los diezmos, fiel en el servicio, fiel a su esposa, disciplinado en su vida espiritual, si tiene el fruto del Espíritu evidente en su vida, etc. El ministro itinerante no sabe nada de eso – solo sabe la parte que Dios le haya revelado. La profecía es parcial… “conocemos en parte, y profetizamos en parte” (1ª Corintios 13:9).
El pastor local es el que está en una posición mejor para conocer los tiempos para nombrar alguien a un ministerio. La ordenación y comisionamiento es una función de un pastor (padre espiritual) en la vida de su propio hijo.
El administrador de la ministración profética nunca debe sentir intimidado, ni tampoco debe usar su posición para señorear sobre otros. Está presente para discernir entre lo que sería de Dios (edificante y relevante), y lo que podría ser del hombre o de otro espíritu. Está presente para servir al Cuerpo de Cristo y permitir ser escuchada lo que se determine que es de Dios.
Se recomienda que se reúnen de vez en cuando el administrador, el que dirige la alabanza y el pastor para compartir el uno con el otro lo que se está funcionando y lo que se podría mejorar.
TERMINAMOS CON UNA ORACIÓN…
Padre Santo, Te doy gracias por Tu Palabra Viva, por Tu Espíritu Santo que nos fue dado, y por habernos escogido para ser Tus hijos. Gracias por amarnos usarnos a pesar de nuestras debilidades y fallas. Confesamos nuestra necesidad y dependencia en Ti.
Padre, yo pido que ayudes a cada creyente a levantarse a un nuevo nivel de conocimiento de la palabra de Dios, entendimiento, sabiduría, discernimiento, y denuedo santo para oír Tu Voz con claridad. Ayúdales a echar fuera todo temor, toda duda y piedra de tropiezo. Que Tu Iglesia se levante como una fuerza poderosa y santa para declarar y vivir Tu Palabra en maneras efectivas y relevantes para resultar en corazones cambiadas, almas salvadas, vidas transformadas.
Ayúdenos a vivir en obediencia a Tu Palabra, y en nuevos niveles de fe y de gracia para ser agentes de cambio, de reforma, hasta que los reinos de este mundo vengan a ser los reinos de nuestro Señor y de Su Cristo. Amén.
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Por Cliff Bell, © 2013, Todos los derechos reservados.
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