Diferencias entre los Profetas del Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto

Al oír de un profeta ¿qué visualizas? ¿Acaso surge una imagen de alguien de cabello largo y una barba larga, vestido de piel de camello, que come langostas y que está pronunciando juicio sobre los pecadores?

¿Alguien similar en estilo a Elías, Jonás o Juan el Bautista?

Hay mucho que podemos aprender de las vidas y ministerios de los profetas del Antiguo Testamento, pero no debamos usarles como un modelo en todo. Dios quiere que seamos actualizados al Nuevo Testamento. El modelo del profeta del Nuevo Pacto es Jesucristo Mismo.

El ministerio del profeta es la única de las cinco vocaciones ministeriales (Efesios 4:1,11) que se encuentra en ambos Testamentos en la Biblia.

Cuando Cristo inició Su Iglesia y nos cambió del Antiguo al Nuevo Testamento, dio continuidad al ministerio del profeta, pero los hizo como una parte de un equipo (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros nombrados en Efesios 4:11-16).

Cada una de estas cinco vocaciones ministeriales representa una quinta parte del ministerio de Cristo Mismo a Su iglesia, y son dadas para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para edificar a la Iglesia, cada una con su unción y función particular.

La función del profeta (lo que hace) no ha cambiado entre el Antiguo y el Nuevo Pacto. No obstante, aunque la función no ha cambiado, la apertura del Nuevo Testamento y la época de gracia (en vez de la Ley) demandan un cambio en el enfoque y el mensaje proclamado por los profetas.

Hay algunas personas que luchan con el concepto de profetas modernos por cuanto creen que una función de un profeta es producir más Escrituras. Ese es un concepto erróneo.  Dios usó a muy pocos de los profetas para producir lo que es ahora Sagrada Escritura.

La Biblia hace mención de cientos de profetas, algunos por nombre, pero la gran mayoría no fueron nombrados. 1ª Reyes 18:4 revela que hubo una matanza de profetas por Jezabel (no sabemos cuántos ella logró matar), y que hubo 100 profetas más escondidos en cuevas por Abdías. De los cientos, tal vez miles de profetas que vivieron durante el Antiguo Testamento, menos de a 30, produjeron escritos que están incluidos en la Santa Biblia.

Gracias a Dios, las Escrituras ahora están completas. Nadie hoy puede agregar a las Santas Escrituras. Toda profecía declarada hoy está sujeta a la Biblia ya escrita.

Aquí quiero destacar las diferencias más notables entre el ministerio del profeta del Antiguo Pacto y el del Nuevo Pacto.

DIFERENCIA #1
LOS PROFETAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO MINISTRABAN BAJO LA LEY; LOS DE HOY MINISTRAN BAJO LA GRACIA.

Bajo la Ley, la pena de muchos pecados era la muerte, y los culpables fueron apedreados: los blasfemos, idólatras, los que incitaban otros a la idolatría, los fornicaros y adúlteros, y hasta los hijos rebeldes y borrachos. (Deuteronomio 13, 17, 21, 22; Levítico 24). Hubo muchas reglas estrictas que tuvieron que guardar.

CONSIDERANDO LA SEVERIDAD DE LA LEY, NO ES, ENTONCES, UNA MARAVILLA QUE LAS PROFECÍAS DE LOS PROFETAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO SE ENFOCARON MUCHO EN EL PECADO Y EL JUICIO.

En el Antiguo Pacto tuvieron que hacer sacrificios continuos de animales para “pagar el enganche” para el pecado hasta que el precio entero pudo ser pagado. …algo que solo la Sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios, pudo pagar el precio en su totalidad (Hebreos 10:11-14).

EN CONTRASTE, LOS PROFETAS DEL NUEVO TESTAMENTO MINISTRAMOS EN LA ÉPOCA DE LA GRACIA. El precio del pecado, de TODO pecado, fue puesto sobre Cristo en la Cruz del Calvario.

Toda la ira de Dios fue derramada sobre Cristo para que nosotros pudiésemos recibir misericordia y gracia. Dios nos ha dado el “ministerio de la reconciliación” (2ª Corintios 5:18). Dios nos ofrece perdón y vida eterna por medio de la obra completa de Cristo.

POR LO TANTO, LOS PROFETAS HOY EN DÍA NO DEBEN ESTAR TAN ENFOCADOS EN PECADO Y JUICIO, SINO EN RESTAURACIÓN, RECONCILIACIÓN (2ª Corintios 5:18), y en EDIFICAR A LA IGLESIA (1ª Corintios 14:3, 12) en EQUIPAR A LOS SANTOS para la obra del ministerio (Efesios 4:11-16) Y PREPARAR CAMINO para la venida del Señor (Lucas 1:17 y 3:4). Debamos proclamar el mensaje de restauración y declarar cuál es el corazón de Dios por ellos.

Poca profecía es para PREDECIR. La mayoría es para PROCLAMAR cual es la voluntad, la mente y el corazón de Dios. Las profecías que ministramos deben de edificar y de ministrar vida (Juan 6:63). Aunque podemos aprender mucho de las vidas de los profetas del Antiguo Testamento, nuestro ejemplo principal que seguir no debe de ser Elías, ni Ezequiel ni Jeremías, sino Jesucristo Mismo, el Profeta (Hechos 3:22-23).

DIFERENCIA #2
EN EL NUEVO PACTO, EL ESPÍRITU SANTO YA DESCENDIÓ Y AHORA HABITA EL CORAZON DEL CREYENTE

Durante el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo moraba entre los querubines que estaban en el propiciatorio del arca del pacto (Éxodo 25), detrás del velo del Tabernáculo o del Templo.

El Espíritu Santo descendía sobre los profetas mientras profetizaban, pero no moraba en ellos. Una y otra vez leemos que “el Espíritu de Jehová vino sobre él…” y la persona hizo cierta cosa. Ejemplo: El Espíritu del Señor vino sobre Jahaziel, y profetizó en 2ª Crónicas 20:14-20. Pero no leamos que el Espíritu Santo “moraba en” alguien como es cierto para los creyentes del Nuevo Testamento.

Cuando Cristo exclamó, “acabado es” y rindió Su Vida, el precio del pecado fue pagado en completo, y el velo que separaba al hombre de Dios fue roto (Mateo 27:51).

Dios ya no habita en templos hechos por las manos de hombres (Hechos 7:44-50), sino que ahora habita en los corazones de aquellos que han creído en Su Nombre (1ª Corintios 3:16-17; Romanos 8:9-11).

Ya no tenemos que esperar que “descienda la unción del Espíritu Santo” sobre nosotros. ¡El Espíritu Santo ya descendió! El Espíritu Santo ha sido derramado desde el Día de Pentecostés, y no se ha ido.

El Espíritu Santo ahora está dispuesto a manifestarse por medio de cualquiera persona que se disponga por la fe.

Los que somos hijos de Dios somos templo del Espíritu Santo Quien habita en nosotros (1ª Corintios 3:16). Ahora debamos buscar Su Rostro y avivar el fuego del don de Dios que ya está en nosotros (2ª Timoteo 1:6).

¿Estás actualizado al Nuevo Testamento? ¡Espero que sí!

DIFERENCIA #3
LA MOTIVACIÓN DEL AMOR EN LA MINISTRACIÓN
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Actualmente, no es tanto un cambio completo.  Dios siempre ha sido amor (1ª Juan 4:8) tanto como verdad y justicia. 

Pero en el Nuevo Pacto, Cristo puso un énfasis mayor sobre la condición del corazón del ministro.  De hecho, el Apóstol Pablo declaró que sin la motivación del amor, un ministerio con milagros y buenas obras no tiene ningún valor con Dios.

En el Nuevo Pacto hemos sido dados el ministerio de la reconciliación. Algunos preguntan ¿entonces no debe el profeta del Nuevo Pacto confrontar al pecado? ¿No debamos llamar las personas al arrepentimiento? Pues sin arrepentimiento no puede haber reconciliación con Dios.

Por supuesto, la profecía puede llamarnos al arrepentimiento. Hay tiempos en los cuales Dios pide a un PROFETA MADURO (estas cosas no se deja a un neófito) a confrontarle a alguien con el fin de restaurarle en amor.

No obstante, la MANERA en la cual lo hacemos no debe de ser una que humilla a las personas, especialmente si estamos ministrando públicamente.

En el Nuevo Pacto, Dios puso un énfasis fuerte y primordial sobre nuestras MOTIVACIONES como ministros. Nos hizo saber que hablando la verdad no era suficiente, no es el mensaje completo.

Las motivaciones del corazón penetran el mensaje que entregamos. Si no somos motivados por el amor, no podemos representar correctamente la Persona de Dios hacia las personas a las cuales estamos ministrando.

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.” 1ª Corintios 13:1-3

Dios es un Dios de verdad y de amor al mismo tiempo.  Tenemos que ministrar de una manera que los impulsa correr hacia Dios, no que se escondan de Él. Debe de ser la verdad EN AMOR. Efesios 4:15 dice:

“Más bien, AL HABLAR LA VERDAD EN AMOR, creceremos en todos los aspectos en Aquél que es la cabeza, es decir, Cristo…” (NBLH)

La triste realidad es que muchos con llamados verdaderos de profeta no se han preparado lo suficiente, y se han quedado atorados en el Antiguo Pacto. No han permitido que el carácter de Cristo, el amor de Dios, sea desarrollado en sus corazones. Se ofenden por el pecado de otros (sin poder ver sus propias debilidades), y se apresuran para juzgar a otros y a pronunciar juicio sobre ellos.

Los que tienen un llamado a la vocación ministerial del profeta deban de prepararse ANTES de ser lanzados o nombrados.

El tener un llamado, una unción y una manifestación de dones no es lo suficiente para ser un representante correcto del Corazón de Dios al nivel de un profeta.

Todos tenemos dones (1ª Corintios 12:7; 14:12,31). El Espíritu Santo vive en cada creyente y todos debamos de manifestar los dones del Espíritu Santo para provecho (1ª Corintios 3:16; Juan 14:12).

El Capítulo 13 de 1ª de Corintios nos explica en gran detalle cuál debe de ser nuestra motivación con la ministración de los dones y la profecía dentro del Nuevo Pacto: el amor.

Medite usted en lo siguiente:

  1. Dios ama aún el pecador más vil más que a Su propia Vida,
  2. Cada ser humano fue creado en la imagen y semejanza de Dios y es digno de ser tratado con dignidad y respeto,
  3. Cristo pagó el precio entero del pecado,
  4. Cristo nos entregó el ministerio de la reconciliación (2ª Corintios 5:18-19),
  5. Todos estamos en necesidad de la misericordia de Dios.

Cuando comprendemos estas cosas como debamos, entonces procuraremos profetizar de una manera que refleja el amor de Dios. No andaremos pronunciando juicios sobre otros a la ligera.

Si nuestro corazón no se rompe como el Corazón de Dios al pensar de la severidad de las consecuencias del pecado en la vida de alguien, no somos cualificados a ofrecer una palabra de corrección a nadie.

Aún en el Antiguo Pacto, Dios buscó oportunidades para extender de Su misericordia y perdón.

El ejemplo clásico es la Ciudad de Nínive en el libro de Jonás. Dios envió Jonás a la Ciudad de Nínive, la capital de la nación que por años había oprimido y devastado a Israel, la niña de los Ojos de Dios. Siendo judío, Jonás tenía una aversión por Nínive y no quiso ir, pero Dios le “torció el brazo”.

Jonás llegó y proclamó el mensaje de juicio y de destrucción que Dios le había dado sin mencionar una oportunidad de recibir misericordia si se arrepintieran. Pero cuando el pueblo se arrepintió, Dios detuvo el juicio.

Al terminar los 40 días especificados en la profecía, el juicio no vino. Tristemente, Jonás no pudo apreciar la misericordia de Dios extendida a Nínive, y Dios le tuvo que reprender al profeta.

Si aún en el Antiguo Pacto Dios buscó oportunidades de tener misericordia de la humanidad, ¿cuánto más ahora, bajo la Gracia, busca Dios oportunidades de extender la misericordia y perdón para los que se arrepienten?

“6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. 10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. 11 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.” Romanos 5:6-11

Dios no solamente ama; Él es amor. Romanos 2:4 nos revela que ES LA BENIGNIDAD DE DIOS QUE NOS GUÍA AL ARREPENTIMIENTO. No el temor de Su ira. Si queremos reconciliar alguien a Dios debamos ser un reflejo de Su benignidad. Dios desea un cambio de corazón motivado por amor a Él no motivado por temor de un castigo.

CLAVES IMPORTANTES ACERCA DE PALABRAS DE CORRECCIÓN

Hay una MANERA de entregar una profecía que llama al arrepentimiento para que el ministrado sepa de qué se trata, y Dios lo sabe, pero que no estamos alimentando al espíritu de chisme dentro de la congregación ni humillando a nadie.

Normalmente esa clase de profecía es DADA EN PRIVADO y por medio de alguien que tenga una relación establecida como una autoridad en la vida de esa persona, …ALGUIEN QUE AMA a la persona y que desea verlo restaurado y no destruido.

1ª Pedro 1:22-23 “22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;”

Reitero que en vez de enfocarnos en juicios sobre los pecadores, debamos enfocarnos en el mensaje de restauración y declarar cuál es el corazón de Dios por ellos. La profecía personal debe de proclamar cual es la voluntad, la mente y el corazón de Dios hacia la persona de una manera que edifica y que ministre vida.

DIOS QUIERE QUE SEPAN CUÁLES SON SUS PLANES BUENOS QUE TIENE POR ELLOS (Jeremías 29:11), CUÁL ES EL POTENCIAL QUE TIENEN EN DIOS, Y LO QUE DIOS PUEDA HACER SI ES QUE RESPONDAN A SU AMOR.

Los que persisten en ministrar con una actitud de ofensa, de ira y de superioridad (como si nosotros no tenemos necesidad de la misma misericordia de Dios) y que juzgan a otros, proclamando juicios sobre otros últimamente cosecharán de lo mismo.

Mateo 7:1-41 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” (Vea también Lucas 6:27-38)

SEAMOS UN REFLEJO DEL AMOR DE DIOS.

  • Permitamos que Dios purifique nuestras motivaciones y que Su amor sea derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu que nos fue dado (Romanos 5:5).
  • Permitamos que Dios nos ayude a mirar a las personas mediante Sus Ojos, para que veamos el valor que tienen y que les fue impartido por el precio que Él pagó por ellos.
  • Solo entonces podremos ministrar efectivamente como ministros del Nuevo Pacto.

CUALIDADES DEL AMOR DE DIOS

“4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido (“no se comporta con rudeza” NVI), no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1ª Corintios 13:4-7 RVR60

Los que ministramos los dones del Espíritu debamos crucificar a la carne y permitir que el FRUTO del Espíritu también sea evidente en lo que ministramos.

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” Gálatas 5:22-26

Este mismo pasaje se continúa en Capítulo 6, y nos enseña cómo debamos restaurar a los que son hallados en un pecado. Enfatiza que NUESTRO PROPÓSITO NO ES CASTIGAR, SINO RESTAURAR Y RECONCILIAR. Y otra vez, nos amonesta considerar a nuestro propio corazón.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” Gálatas 6:1

Juntamente con el amor, nos dice que tenemos que restaurarlos con “un espíritu de mansedumbre.” Mansedumbre (Strongs #4240, “praúteetos”). Significa “con humildad, apacibilidad, suavidad, y templanza.”

El confrontar al pecado en amor con el fin de reconciliar es solo una parte del ministerio profético. Dios quiere animar y edificar a Su Pueblo.

Dios quiere proclamar sanidad a los heridos y quebrantados de corazón, libertad a los cautivos, esperanza a los que no la tienen.

Dios desea impartir visión a los que no han podido ver cuál es el plan de Dios para sus vidas.

“18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor.” Lucas 4:18-19

Además, Dios desea identificar e impartir dones y unciones para empoderar a Su pueblo a ser más efectivos en representarle en la tierra. (1ª Timoteo 4:14).

Es fácil hallar pecado y debilidades. Pero los que son ministros proféticos deban poder ver en otros también su potencial, el tesoro, los dones y talentos que Dios les haya dado a cada uno y entonces proclamar un mensaje que les ministre vida.

Por Cliff Bell, © 16 de junio, 2017, editada y ampliada el 4 de junio, 2019.  Todos los derechos reservados.

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6 thoughts on “Diferencias entre los Profetas del Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto

  1. Dios le bendiga, no veo que mencione la exhortacion en su escrito, que la Palabra mencióna como una función también del profeta, solo que la misma en el nuevo pacto se hace con amor y buscando la reconciliación y el alineamiento al camino de vida, creo que un profeta completo también es usado en la exhortacion ya que lamentablemente por falsas enseñanzas y concupiscencias el pueblo de Dios se a desviados y El Sr esta levantando voces que en amor alinien a su pueblo antes de la segunda venida de JESUCRISTO como lo hizo Juan el bautista en su tiempo.
    Dios le bendiga un abrazo Profeta.
    Hno Sigi García, Palabra Viva Sur Chihuahua.

    • Querido Hermano Sigi García, muchas gracias por leer el artículo y por sus comentarios.

      La palabra “exhortación” es dada en 1ª Corintios 14:3 como parte del propósito del don de la profecía (edificación, exhortación y consolación). Es muy cierto que la exhortación sigue siendo una de las funciones y responsabilidades del profeta. El propósito de este artículo no era exponer en detalle las funciones del profeta. Ya tengo una serie de enseñanzas que cumple eso.

      No estoy seguro a cómo usted define “exhortación”. Algunas personas definen la palabra como “predicar” que es algo muy diferente a la profecía. Otros la definen como “corregir”. Si usted se refiere a dar corrección, mi artículo cubrió eso con bastante detalle.

      Actualmente, la palabra “exhortación” en 1ª Corintios 14:3 usada en referencia a la profecía, en el griego es la palabra “paraklesis” que no tiene nada que ver con corregir. Para darle una idea, “paraklesis” es otra forma de la palabra “parakletos” que es la palabra que Cristo utilizó cuando habló del “Consolador” en referencia al Espíritu Santo. Paraklesis (traducida como “exhortación” en la RVR60) actualmente significa “consolar, confortar, apoyar, servir como abogado, interceder.”

      En la boca de un profeta maduro y sabio, la profecía puede ser usada para traer corrección, pero lo hará de una manera que atrae la persona a Cristo provocado por el inmenso amor y misericordia de Dios; no de una manera que humilla y avergüence. Espero que esto le ayude a usted y a otros a comprender mejor este tema.

      Otra vez, se le agradezco su comentario. Que Dios le bendiga.

  2. Una enseñanza muy clara y bien explicada.
    La.verdad tenía dudas de cómo un profeta en nuestros tiempos debía de conducirse. Honestamente cuando escuchan la palabra Profeta pensaba o me imaginaba a un Elías o Juan el Bautista.
    Se me aclararon muchas dudas.
    Bendiciones

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